Había una vez un joven que decidió dejar atrás la vida que había vivido: vida mediocre, lenta, gris y conocer otra, de la que muchos dudan y otros viven intensamente.
La vida de la paz mental y la tranquilidad de conciencia. Así, una tarde llegó hasta la cabaña del maestro, con el único deseo de llegar a la felicidad a través de sus consejos.
-Con gusto, hijo –comentó el maestro-. Te daré todas las lecciones que de seguro te llevarán a la felicidad.
-Gracias –acotó el discípulo-. Antes quiero saber que tanto me costará el que usted me conduzca por el camino de la sabiduría.
-Bueno- respondió el sabio-, la verdad es que estos consejos no tienen precio y no te puedo pedir nada a cambio. Aunque mucho te agradecería si me consigues unas zapatillas.
El muchacho, con entusiasmo, salió corriendo a buscar al zapatero del pueblo para que le ayudara con ese sencillo detalle que pedía el maestro.
-¡Claro! –Le dijo el zapatero-, con mucho gusto yo te hago esas zapatillas, pero necesito que me consigas el cuero para poder realizar el trabajo.
Así, fue con un pastor de cabras para conseguir el material requerido y esta fue la respuesta del pastor:
-Por supuesto, yo te doy el cuero para que el zapatero elabore las zapatillas del maestro, a fin de que tú encuentres el camino a la felicidad. Pero… necesito un redil para poder atrapar a la cabra de la cual sacaré el material necesario.
Nuevamente salió corriendo en busca del carpintero, quien de buena gana quiso cooperar.
-No lo dudes –dijo-, yo te haré el redil para guardar la cabra, para obtener el cuero, a fin de que el zapatero confeccione las zapatillas del maestro y tú puedas encontrar la felicidad, sólo que necesito madera.
“Parecería que las cosas sencillas se hacen complicadas y las complicadas sencillas”, pensó el joven mientras iba a buscar un leñador.
-Con placer te cortaré algo de madera del bosque –le dijo el leñador- para que el carpintero haga el redil, el pastor retenga la cabra y obtenga el cuero, y luego el zapatero haga las zapatillas del maestro para que tú puedas encintrar la felicidad.
Pero compréndeme, en el bosque hay espinas y para poder cortar la leña necesito unas zapatillas, pues ando descalzo.
El muchacho se dispuso a buscar este último requisito, unas zapatillas para el leñador y mientras corría al pueblo analizó: “Las zapatillas que son el problema de mi felicidad son las mismas que forman la solución del conflicto”.
Y le vino el primer brote de felicidad: “La vida es la vida, unos la ven como problema y otros como caminos de soluciones”.
-Perdóneme –le dijo el doctor-, pero no sé que podamos hacer por usted si no tiene con qué cubrir mis honorarios. Mire, regrese dentro de tres meses, quizá yo pueda darle algún tipo de terapia a bajo costo.
El hombre desesperado se fue a su casa. A las tres de la madrugada volvió el mal a presentarse entre nubes penetrantes.
Sin embargo, algo sucedió, porque las cosas cambiaron radicalmente.
Pasaron los tres meses y decidió regresar con el psiquiatra quien al observarlo cambiado y de magnífico semblante le preguntó:
-¡Oiga!, dígame, lo veo de maravilla ¿Quién de los terapeutas de la ciudad lo sacó del problema?
-Bueno, a decir verdad, no tuve dinero para pagar su tratamiento ni el de ningún otro profesional.
Sin embargo, como no me quedó otra alternativa, cuando despertaba a las tres de la madrugada y veía al dragón, le oré y pedí a Dios que me liberara de estos sueños horrorosos y los malos pensamientos que inundaban mi mente que no me dejaban vivir ni avanzar y contar de ese día no he vuelto a tener esos sueños horribles y mi mente y mis pensamientos se han liberado y ahora puedo ver y actuar con simpleza en paz y alegría gracias a la protección de Dios, solo abrí mi corazón y le pedí que Él, actuara en mi.
No es necesario complicarse tanto la vida llenando la mente y los pensamientos con problemas e imprevistos dejando que atormenten tu vida solo dales atención mientras buscas soluciones y mientras tanto sigue viviendo la vida en forma simple y tratando de avanzar cada día unido al amor de Dios, cada ser está dotado para tener éxito y ser feliz solo tienes que tener valor y fe en ti, y en Dios, y tus propósitos, y metas se cumplirán.
Tu puedes hacer, lo que desees
Esa es una verdad indiscutible! Tu fuiste creado con
libre albedrío y tu mismo tomas las Desiciones que
construyen diariamente tu vida...en otras palabras tu te
construyes, tu te diseñas como ser humano...tu
decides que hacer con tu vida, la pregunta sería si ya
Decidiste que hacer con ella! Eres el producto final de
tus Decisiones. Cada decisión que tomas marca y cambia
tu Destino, tu vida actual es la suma de las decisiones
libre para elegir que quieres...si trabajas o no, si estudias
o te gradúas de fracasado, te esfuerzas por conseguir
trabajo o por poner tu propia empresa...es tu Decisión.
Tu Decides si vives feliz o vives triste, es tu decisión
si quieres seguir
comportandote como niña(o),...si te vas con el primero
que se te ponga enfrente o esperas a tu pareja idonea, si
te santificas o no lo haces, si Oras o no lo haces, si
buscas de Dios o no lo haces, si eres escaso o eres
prospero...es tu Decisión...pero entonces tambien fue
Decisión tuya la consecuencia de haber tomado ese
rumbo, ese camino...esa Decisión!
Reflexiona y piensa
bien ante de tomar decisiones.
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