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viernes, 4 de abril de 2014

PENSAMIENTO DE LA VIDA Y LO DIVINO...EL EGO, EL ORGULLO Y LA HUMILDAD...


 Cuántas veces la vida nos dio oportunidad de lucirnos haciendo el bien, pero debido al ego, el orgullo, la arrogancia -sinónimo de pobreza, significado de hombres débiles- hicimos el mal a nuestro prójimo, pensando que contra nosotros no llegaría el cobro de la factura.
Dios perdona absolutamente todo cuando hay un arrepentimiento genuino ¿Cómo observas un arrepentimiento genuino? Cuando existe el quebrantamiento, cuando no surge del corazón el ser no está arrepentido, es sólo una emoción confusa de llanto que el alma emite, pidiéndote de favor que lo hagas.
Pero es mayor tu ego que tu alma, lo dejaste tanto crecer que hoy es tu señor, tu Dios, el que gobierna tu vida. Después del quebrantamiento debe haber un verdadero cambio, varias veces les he comentado que el perdón no implica que Dios te quitará la paga de tus errores, el fracaso y el dolor. Cuando hayas aprendido la lección te dará una nueva oportunidad, te levantará, como ocurre en la Parábola del Hijo Pródigo.
La mujer más hermosa del mundo (mi mamá), hace unos meses me dijo: “Procura no lastimar a las personas que se atraviesen en tu camino, sé prudente y mesurada, recuerda que son criaturas de Dios y muchos de ellos son sus hijos. Si haces daño, pide de manera inmediata perdón, ya que cuando eleves una oración al cielo tus peleas, tus malos entendidos y tus rencores serán obstáculo para que tu pedimento llegue a Dios. Imagínate, hija, que hacemos un cojín de plumas de distintas aves, subimos a la montaña más alta y, cuando el aire sopla, las esparcimos. Todas irán a destinos diferentes. AsÍ somos los seres, nos dispersamos, y no vaya a ser que cuando quieras pedir perdón, ese ser ya no se encuentre a tu lado.

En las oportunidades que Dios nos brinda pone sus mejores expectativas sobre nosotros, pero cuántas veces en esa imperfección la regamos. Vamos a ejemplificar: un empresario ha sido bendecido, prosperado, porque Dios es el que permite las riquezas. Todos tienen empleados, muchas veces en lugar de bendecirlos les roban su IMSS, su pensión en el futuro, el Infonavit, los maltratan, los denigran. También aquellos a quienes les toca la fortuna de ser jefes son arrogantes, creyéndose mejores que los demás. También existe el que extiende la mano para ser visto halagado, creyendo que haciendo obras compra al Dios Verdadero, o bien los empleados que suelen ser chismosos, arrastrados, acusadores, porque es mejor cubrir las incapacidades propias con las de los demás.
Todos tenemos conductas erradas, y el que esté libre de pecado que arroje la primera piedra. Somos imperfectos, pero actualmente no sólo somos eso: somos gándaras con el débil, somos arrogantes, prepotentes, vanidosos, ególatras, avariciosos. Hemos distorsionado todo lo bueno, dándole expectativa material, si no tiene dinero no vale.

Cuando el alma sea desvestida, porque llegará inevitablemente ese día, querrás abrazar fuertemente a las personas que te amaban pero que ignoraste al cambiarlas por lo material. Querrás pedir perdón, pero las plumas se esparcieron. ¿Qué harás? Abrazarás tu mansión o a tu camioneta del año reciente, querrás vestirte de ropa de marca para no sentirte desnudo, pero ni eso de servirá de consuelo. Cuando nos volvemos orgullosos realmente estamos diciéndole a Dios “yo soy Dios, yo soy igual que tú. Realmente no hay nada que Dios abomine como los orgullosos, usualmente eso va acompañado de poder, de dinero, de vanidad y de ego, se asocian se buscan.

Es cierto que en esta tierra el contacto con el prójimo a menudo es una fuente de frustraciones, de conflictos interiores e incluso de abiertos antagonismos. Esto se ve en la familia, en la actividad profesional y en todas las esferas de la sociedad. ¿De dónde viene esto? ¿Del cansancio, del estrés, de la ausencia de comunicación? Todas estas razones son verdaderas, pero la Biblia nos enseña que la primera causa es el pecado. Desde la caída de nuestros primeros padres tenemos en nosotros una fuente de mal; es una parte de nosotros mismos que trata de perjudicar.

Esta constatación puede parecer pesimista, pero si tengo conciencia de que soy pecador, entonces me vuelvo hacia Dios. ¡Y qué liberación! Dios da a aquel que cree en Jesucristo una nueva vida, la vida misma de Jesús. Creyentes, si seguimos a Jesús, nuestros contactos con los demás cambiarán de carácter; no sólo no trataremos de imponernos, sino que en nosotros se podrán ver algunos rasgos del carácter de Él: paciencia, bondad, pureza, olvido de sí mismo. El poder para parecernos a Jesús no resultará de nuestras buenas resoluciones, sino de nuestra confianza en Dios quien, por medio de su Espíritu, hará que nos parezcamos cada vez más a Él.

Dios es grande en su amor, pureza y bondad, Él tiende sus manos para ayudarte en los momentos difíciles.
Abre hoy tu corazón a Dios, y sentirás un alivio a todo lo que te atormente.
Con Dios, a tu lado tus pasos en el sendero de la vida serán seguros y la felicidad será tu compañía.
Dios no se separa de ti: es uno el que se aleja.
Dios es ejemplar: es uno el que comete errores.
Dios habla a través de las personas: es uno el que no quiere escuchar.
Dios es el verdadero camino al amor, paz, éxito, salvación y felicidad.
Recuerda siempre que el amor y felicidad está en tu corazón.
Para que el amor y la felicidad sea un complemento mas en tu vida....llénate de estos bellos sentimientos y compártelos.