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sábado, 1 de febrero de 2014

PENSAMIENTO DE REFLEXIÓN: CON MENSAJE POSITIVO DE LA VIDA Y DE DIOS, PARA TI, QUE TIENES METAS POR CUMPLIR.... Y ESTÁS PASANDO POR MOMENTOS DIFÍCILES.


Quizás has estado en la situación de tener todas las posibilidades y todo a tu favor para emprender un vuelo, para tomar una decisión, para empezar algo, para emprender el vuelo que por años has esperado, ya sea un sueño, meta, anhelo de tu corazón, etc. Tratas de escuchar sólo lo que te conviene para que nada arruine el vuelo que estas por emprender, sientes que todo va bien, escuchas de Dios solo lo que te conviene o simplemente lo que quieres escuchar, o incluso llegas al punto de pensar que como Él no te dice nada entonces todo está bien. El punto es que nada intervenga en el vuelo que está por comenzar, dices que Dios está detrás de todo esto, vas en el camino de Dios pero no con la mirada puesta en Él, vas en el camino pero con la mirada puesta en otras cosas.

Comienzas a despegar, todo va bien, todo va bien, tus planes van a la perfección, llegas a media altura pero no alcanzas la altura completa, de repente un silencio tremendo, hay inconvenientes el vuelo está fallando, ¡La decisión que tomaste no es la correcta! ¡Te han lastimado! ¡Tu sueño se viene para abajo! ¡Este no era tu vuelo! ¡Te apresuraste en tomarlo!... Sea cual sea la razón todo se viene para bajo. Corres hacia la cabina desesperadamente con esperanzas de que el capitán te diga que todo está bien, y ¡wow! te llevas la sorpresa de tu vida, nadie va en la cabina es un vuelo que tomaste solo, y te preguntas ¿Dónde está Dios?... Piensas que te ha dejado solo... es un vuelo fallido.


Tu vuelo se viene para abajo, tus planes se destruyen, te lastimaron, todo se viene en picada, piensas que Dios te ha dejado, vas cayendo, todo lo que construiste se viene para abajo, y te sigues preguntando ¿Dóonde esta Dios, tu vuelo viene para abajo con un pasajero con el corazón roto y sueños truncados, piensas que estás solo… Y el vuelo cae en tierra, completamente destruido, con lágrimas, corazón roto, sueños perdidos, sientes que todo no tiene sentido, prácticamente estas tirado en el suelo, el silencio invade tu entorno y en medio de todo ese dolor escuchas una voz que te dice: Te estaba esperando... Te estaba esperando…


Y te dice, si te preguntabas ¿Porqué te dejé volar sabiendo que ibas a caer?... Es porque sé hasta dónde puedes soportar y no te dejaría pasar por algo que no soportaras. Si te preguntabas por qué no volé contigo ¿Entonces quién te iba estar aperando cuando cayeras?... Te dejé volar, pero no te deje volar más alto para que la caída no fuera más fuerte. Después de la caída y esas dulces palabras... Viene Dios y: Te levanta, te limpia el polvo, te sana las heridas, te da un beso, te abraza y te dice: Hijo un nuevo amanecer hay para ti; pone tu mirada en mí, empecemos todo de nuevo, y ahora si volemos juntos.


El crecimiento y la sabiduría de cada persona se van adquiriendo con las experiencias de vidas: Sean buenas o malas, de aciertos o errores, cada experiencia deja una enseñanza.
Lo que hay que tener presente cuando se está experimentando o viviendo una experiencia nueva es estar consciente que existen posibilidades de no siempre conseguir los obejetivos, que en ocasiones se logra la meta con éxito y hay otras que producen decepciones.
Cuando estás preparaados para las distintas posibilidades, aunque no todo salga como lo esperabas, vas a estar preparado para seguir avanzando aunque la caída sea muy fuerte o el dolor sea muy grande, ya que siempre se presentan nuevas oportunidades para seguir avanzando.
Cada decisión que tomes en las diversas situaciones de la vida: Medita, reflexiona, ora si eres creyente y lo más importante es poner a Dios, ante todo.

Cuando pones a Dios, en tu vida, en tus planes y en tu corazón...Todo resulta mejor y más fácil, porque en cada momento de dificultad no vas a estar solo, ahí estará Dios, contigo.

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