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viernes, 10 de diciembre de 2010

TU PUEDES SALVAR VIDAS. REFLEXIÓN.








Un día, después de las clases, al caminar Marcos 
desde la escuela hacia su casa, observó cuando un
 joven delante de él se tropezó, dejando caer libros,
 dos abrigos, un bate de pelota, guantes y una
 pequeña grabadores Agachándose, Marcos ayudó al 
joven a recoger los artículos regados. Ya que iban en
 la misma dirección, también se llevó una parte de la
 carga.

Al seguir caminando juntos, Marcos supo que el joven 
se llamaba Guillermo, y que a él le gustaban mucho los
 juegos de video, pelota e historia, pero que tenía
 bastante problema con algunas asignaturas. Además,
 acababa de romper con su novia. Llegados a la casa
 de Guillermo, este invitó a Marcos a entrar.




  Tomando         refrescos y mirando televisión, pasaron una tarde 
placentera, riéndose un poco y charlando. Entonces,
 Marcos se fue para su casa. Estos dos seguían 
viéndose en la escuela, almorzando juntos. Ambos se
 graduaron de la escuela intermedia, y terminaron 
yendo a la misma escuela superior, donde, a través 
del tiempo, conversaban y se veian de vez en cuando.
Tres semanas antes de la fecha para la graduación de
 la escuela superior, Guillermo se acerca a Marcos,
 indicándole que quisiera contarle algo. Le recordó 
aquel día años atrás cuando primero se conocieron,
 preguntándole: “¿No sentías curiosidad al observar 
que estaba cargando tantas cosas para mi casa aquel
 día? Había sacado todo de mi armario para que mi
 madre no tubiera que ir por ellas.

Había sustraído una cantidad de las cápsulas para 
dormir que tomaba mi mamá, e iba para mi casa con
 la intención de suicidarme. Pero, después de pasar un
 rato contigo, charlando y riendo, comprendí que, no
 estaba solo, y decidi no quitarme la vida. Ya ves, Marcos, aquel día, hiciste mucho más que ayudarme
 con los libros. ¡Me salvaste la vida!


Todo saludo afectuoso, toda sonrisa, aunque pequeña,
 todo gesto de ayuda, puede que sane o salve un
 corazón adolorido.
En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano 

en tiempo de angustia.Proverbios 17:17

El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; Y
 amigo hay más unido que un hermano. Proverbios 
18:24












¿Qué te parece experimentar un poco de misericordia por los demás? No, no es sentir pesar, sino misericordia. Cuando miro alguien en problemas, cuando escucho que hubo una tragedia en alguna parte, cuando siento que alguien está feliz, en vez de sentir pesar, puedo sentir misericordia. Esto implica que entiendo la situación de los demás y sé que es temporal. Implica que reconozco que ellos son seres capaces. Mientras al sentir pesar, eso me genera tristeza, la misericordia me da una sensación de bienaventuranza, pues siento el placer de estar bien, de forma que pueda dar más a otros. Siento que debo ayudarlos hasta que también se queden bien y me puedan cooperar en volver a otros más bien, en una cadena inmensa de misericordia.
amor de homenaje