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viernes, 26 de junio de 2009

BENDICIONES.



¡Oh, si en verdad me bendijeras…y me guardaras del mal! Y Dios le concedió lo que pidió.
La bendición del SEÑOR es la que enriquece, y El no añade tristeza con ella.
Cuando está quieto, ¿quién puede condenarle?; y cuando esconde su rostro, ¿quién puede contemplarle?
La salvación es del SEÑOR. ¡Sea sobre tu pueblo tu bendición!

Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has obrado para los que en ti se refugian, delante de los hijos de los hombres!
No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno.

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
El SEÑOR redime el alma de sus siervos; y no será condenado ninguno de los que en El se refugian.
I Cr. 4:10 Pr. 10:22 Job.34:29 Sal.3:8; 31:19 Jn.17:15 Mt.7:7,8 Sal.34:22