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miércoles, 25 de marzo de 2009

Una noche tuve un sueño.

Una noche tuve un sueño.
Soñé que caminaba por la playa junto al Señor
y surcaban el cielo escenas de mi vida.
Por cada escena que pasaba.
dos pares de pisadas quedaban en la arena.
Unas eran las mías, las otras del Señor.
Cuando la última escena de mi vida
pasó delante de nosotros,
miré hacia atrás,
hacia las pisadas de la arena y advertí
que muchas veces en el camino de mi vida
había apenas un par de pisadas en la arena.
Noté que eso también sucedió
en los momentos más difíciles y angustiosos de mi vivir.
Eso me molestó de verdad,
y pregunté entonces al Señor.
Señor, tu dijiste
que una vez que yo resolviera seguirte,
Tú andarías siempre conmigo, todo el camino,
pero noté que, durante las mayores tribulaciones de mi vida,
había apenas un par de pisadas.
No comprendo por qué, en las horas que más te necesité.
Tú me dejaste;
El Señor me respondió
"Hijo mío querido.
Yo te amo.
Jamás te dejaré en las horas de sufrimientos.
Cuando viste en la arena
Sólo un par de pisadas,
Fué justamente allí que yo te cargué en mis brazos".